No sabemos si es desconocimiento, estrategia de defensa o ganas de cachondeo, pero algunos de los argumentos de los acusados en el juicio por el ‘caso Malaya’ son dignos de comentar.
El empresario sevillano José María Gómez de Caldas, en un intento de defender a Roca o posiblemente como consecuencia de la patológica confusión entre lo público y lo privado que sufre toda esta gente, argumentó esta semana en su declaración como acusado que “el ayuntamiento siempre hacía negocio con los promotores” gracias a los buenos oficios de Jesús Gil y Juan Antonio Roca.
No consta que nadie haya preguntado al acusado por qué entonces estos personajes dejaron un Ayuntamiento con arcas vacías y deuda para varios decenios. Las cuentas municipales deberían ser consideradas pruebas de cargo.