La voluntad de pasar página con premura a veces juega en contra y contribuye a lanzar mensajes equívocos. El juez del ‘caso Pantoja’ ha reconvenido al Ayuntamiento de Marbella por su escasa premura a la hora de facilitar información sobre las remuneraciones que percibió Julián Muñoz durante los años en los que fue primero concejal y después alcalde.
Leyendo las consideraciones del juez cualquiera podría pensar que el gobierno municipal no quiere colaborar con la justicia. Seguramente no es eso, sobre todo porque de que se condene a los responsables del saqueo depende en gran medida que el Ayuntamiento pueda recuperar, al menos, una pequeña parte de lo robado, aunque éste no sea el caso del juicio a Pantoja.
Seguramente por ello no sea justo que el auto con el que el juez requirió por tercera vez al Ayuntamiento de Marbella el envío de la información haya incluido una advertencia sobre las consecuencias que puede tener no colaborar con la justicia, ya que no hay por qué suponer que ha sido ésa la actitud del gobierno municipal. Lo que sí han mostrado los actuales responsables municipales desde que asumieron el poder en 2007 es una indisimulada intención de dejar atrás la etapa gilista, de desvincularla de Marbella aún a costa de quemar etapas seguramente necesarias para que la ciudad afrontara una catarsis imprescindible. Y en esa posición han estado en sintonía con una porción seguramente mayoritaria de la sociedad marbellí que se niega también a asumir responsabilidad alguna por lo que sucedió en la ciudad entre 1991 y 2006. La postura de ‘esto-no-va-conmigo’ es con seguridad la más cómoda para los vecinos de la ciudad y también la que asume con entusiasmo el equipo de gobierno, lo que no significa que sea la más acertada. Existe desde hace seis años una descarada predisposición a pasar página cuanto antes, olvidando que pasar las páginas antes de leerlas conlleva el riesgo de no enterarse de lo que viene después, por más esfuerzo que uno ponga en entender el siguiente capítulo.