>

Blogs

Héctor Barbotta

Marbella blog

Cría cuervos

Cuando en estos días se escucha a dirigentes de Izquierda Unida aplaudiéndose por la expulsión de la alcaldesa de Manilva, Antonia Muñoz, uno se pregunta qué ha sucedido en las últimas semanas para que la coalición haya tomado esa decisión después de años de pasividad, y llega a unas conclusiones que deberían invitar a moderarse en el aplauso. Primero, porque la alcaldesa no ha sido expulsada, sino que se ha marchado para poder seguir al frente del chiringuito de contrataciones que tiene montado en su pueblo. Segundo, que lo que ha motivado el ultimátum dado por la formación política no ha sido un escándalo de última hora, sino que el escándalo permanente en el que se había convertido el Ayuntamiento desde que Antonia Muñoz llegó al poder había alcanzado ya una repercusión insoportable en los medios. Y tercero, que el voto de Manilva ya no alcanzaba para formar mayorías, y por lo tanto en Izquierda Unida entendieron que era más rentable retomar el discurso de la ética en lugar de seguir haciendo la vista gorda.

Izquierda Unida hizo con Antonia Muñoz lo mismo que el PP con Serón mientras los dos representantes de Manilva eran claves para mantener la mayoría de izquierdas en la Mancomunidad de la Costa del Sol, y con ello la presidencia del organismo, que por cierto ostentaba un exalcalde ahora imputado. Pero ya sin esa necesidad y con Manilva convertida en paradigma del enchufismo, IU ha decidido que mejor perder una alcaldía que perder el discurso.

Mientras los votos eran imprescindibles, no hubo preocupación ética ni estética por lo que pasaba en Manilva. Ahora hasta se atreven a sugerir que hay cierta épica en preferir quedarse sin ayuntamiento antes que seguir sosteniendo a un gobierno que ha metido por la ventana del ayuntamiento a hijos, sobrinos, amigos y militantes, que ha contratado con empresas de familiares y que ve cada día más cerca la hora de explicar en los tribunales en qué se ha usado el dinero público.

Durante años miraron para otro lado y toleraron con la única excusa de que no había imputaciones, y después de que no habían condena. Ahora se encuentran con ocho ediles tránsfugas  y un pueblo donde han pasado de tener el poder a no tener nada. Dejan de regalo, a toda la sociedad, un ayuntamiento donde el enchufe, el nepotismo y el descaro son la moneda corriente.

Han roto con la alcaldesa, pero no han conseguido quitar del medio lo que ellos pusieron. Por eso, lo que siga haciendo de ahora en más Antonia Muñoz desde su gobierno sin partido tiene más responsables. Aunque ya no compartan siglas.

Temas

Toda la actualidad de Marbella

Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


junio 2013
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930