Desde una ingenuidad falsa, alguien podría preguntarse si los asuntos más inmediatos de los vecinos de Mijas están ya suficientemente resueltos como para que en el pleno municipal haya tiempo para debatir acerca de si lo que inició Cristóbal Colón al llegar a lo que hoy conocemos como las islas Bahamas fue un descubrimiento, un genocidio, la gesta más decisiva en la historia de la humanidad, la mayor obra civilizadora jamás emprendida, la devastación de cientos de culturas nativas y la imposición de una nueva por la fuerza o todo junto a la vez, y también para discutir si los conquistadores españoles se mostraron más o menos generosos con las tribus nativas que las legiones romanas quince siglos antes. Pero eso no sería más que un ejercicio de demagogia. El concejal de la oposición Juan Porras y el alcalde, Ángel Nozal, llegaron hasta ahí cuando debatían el nombre para una calle de La Cala de Mijas, y es posible que pocas cosas haya más propias de la vida municipal que decidir cómo llamar a una calle.
Para aquellos a quienes Wikileaks no había convencido de la decisiva aportación de internet a la transparencia en las instituciones, Youtube y su vídeo del pleno municipal de Mijas han aportado una nueva prueba. De cómo internet puede desnudar las vergüenzas de los responsables políticos a cualquier nivel y de la ausencia de cualquier ejercicio depurador en la red que permita separar lo realmente importante de lo que no lo es.
La discusión planteada por el edil Porras, anunciando su voto en contra de que se pusiera ‘Avenida del Descubrimiento’ a una calle «por las implicaciones políticas de ideología españolista excluyente», fue reveladora. Constituyó, en sí misma, un descubrimiento Más allá de lo absurdo que resulta intentar abordar un acontecimiento histórico de cinco siglos atrás desde los parámetros políticos y culturales contemporáneos, lo que más llamó la atención del vídeo no fue la inconsistencia de la idea que se pretendía exponer, sino la incapacidad del edil para exponerla correctamente.
La (baja) altura de la discusión solo pudo sorprender a quienes tienen la suerte de estar eximidos de asistir a otros plenos municipales y observar el nivel de los debates que allí se perpetran, aunque si se tiene en cuenta que el presidente del Gobierno es incapaz de decir ‘buenos días’ sin leerlo en un papel y que la alcaldesa de la capital de España considera que puede intervenir en lo que ella cree que es inglés ante una audiencia cualificada sin que ningún asesor se atreva a recomendarle que no haga el ridículo, no cabe esperar que hacia abajo el nivel mejore.
Hasta ahí no había nada que nos sorprendiera. Solo cuando supimos que el concejal es también profesor universitario descubrimos, ahí sí, la gravedad del problema en el que estamos metidos.