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Héctor Barbotta

Marbella blog

El fútbol es así

Quizás el tiro salga por la culata y acabe perjudicando a quienes lo promovieron, pero ello no debe llevar a que distraigamos la mirada sobre quienes desde el parapeto de los clubes de fútbol están moviendo influencias para evitar que se haga justicia en el ‘caso Minutas’.
Los parámetros morales que rigen la dirigencia del deporte más popular de España parecen haber quedado en claro esta semana con la causa de apropiación indebida que ha desencadenado la dimisión del presidente del Barcelona y el respaldo que 16 de los 20 clubes españoles de Primera División –afortunadamente con la excepción del Málaga y vergonzozamente con la inclusión del Real Madrid y el Barcelona (seguramente los dos equipos con más simpatizantes en la ciudad)– han dado a la petición de indulto a José María Del Nido, quien –aún a riesgo de aburrir no hay que cansarse de recordarlo– ha sido condenado en sentencia firme a siete años de cárcel por robarle 2,7 millones de euros a los vecinos de Marbella.
En las últimas horas se han escuchado muchas voces indignadas que parecen haberse percatado de que hay reproches éticos que hacerle al mundo del fútbol, pero esta alarma que de golpe parece experimentar la sociedad y sus expresiones mediáticas más sonoras en torno a la dirigencia deportiva recuerda demasiado a la película Casablanca y al comisario Luis Renault aparentemente alarmado porque ¡qué escándalo! en el Rick’s se apostaba.
Los negocios turbios que se mueven en torno al fútbol y la forma en que unos dirigentes se tapan a otros porque en definitiva todos forman parte de lo mismo son bien conocidos en Marbella desde hace más de veinte años, concretamente desde que Jesús Gil comenzó a saquear el Ayuntamiento para financiar su actividad como presidente del Atlético de Madrid. La ciudad pagó, y sigue y seguirá pagando, una alta factura por aquello. Pero no es algo que afecte solo a Marbella, y quien no se había enterado hasta ahora es porque no quiso hacerlo.
Porque el desastre moral que rodea al fútbol profesional no afecta solo los presidentes, que utilizan los palcos como supermercados de influencias a los que acuden encantados ministros, consejeros, alcaldes, empresarios, banqueros, columnistas y tertulianos varios. Todo lo que se mueve alrededor, con la complicidad y la aquiescencia de muchos a quienes habría que buscar en esos palcos, huele también a podrido.
Solo así se explica que el fútbol pague menos IVA que el teatro, que las estrellas extranjeras tengan un régimen fiscal especial, que la Seguridad Social y Hacienda permitan a los clubes lo que no le dejan pasar a ninguna empresa (no hablemos ya de una pyme o de un autónomo), que la deuda estructural crezca sin control ni medida, que los clubes se arruinen mientras los dirigentes se enriquecen sin que nadie pida cuentas y que el fútbol siga viviendo en una burbuja de dispendio que para el resto de los españoles hace tiempo que pinchó con dolorosísimas consecuencias para casi todos.
El escándalo del Barcelona y el descaro con el que se reclama la impunidad para un delincuente que le robó millones a los vecinos de Marbella parecen haber puesto a la vista lo que lleva ya mucho tiempo delante de los ojos de todo el mundo. ¡Qué escándalo!, nos hemos percatado de que aquí se juega.
Posiblemente la indignación de estos días forme parte de una sobreactuación de quienes hasta antes de ayer no se habían dado cuenta y acudían prestos a los palcos, pero posiblemente el momento sea bueno para hacer algo y asegurarse de que el tiro, efectivamente, les salga por la culata.
Durante todo el proceso que ha acabado con la sentencia firme contra Del Nido el Ayuntamiento de Marbella ha actuado con discreción, con la evidente intención de no levantar más escándalo del necesario y evitando confrontar con el altavoz mediático y la red de influencias con los que contaba el expresidente del Sevilla. Esa discreción ha sido llevada a rajatabla y sin salirse del guión que se ha aplicado en las decenas de casos abiertos para saldar cuentas judiciales con los años del gilismo: lo que el Ayuntamiento persigue es recuperar el dinero que le quitaron. Y nada más.
Posiblemente por eso haya pasado desapercibido el escrito remitido por la oficina jurídica municipal el pasado 13 de diciembre a la Audiencia Provincial en el que pide «la ejecución en todos sus términos» de la sentencia que condenó a Del Nido a siete años de cárcel y a devolver los 2,7 millones de euros que se llevó.
Pero los vecinos de Marbella no solo son acreedores a que se les devuelva el dinero, también merecen un resarcimiento moral. Cada vez que surge la noticia de que alguien ha firmado para que se le conceda el indulto a Del Nido o cuando en las pantallas de televisión aparece un dirigente deportivo solidarizándose con su colega, cada uno de los vecinos de esta ciudad sufre una afrenta en su dignidad. Cuando ya te han robado duele más que encima te llamen tonto. Por eso, y porque sería un grave error subestimar la capacidad de influencia de una mafia que se ha propuesto salvar a uno de los suyos, posiblemente haya llegado el momento de hacer algo de ruido.

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Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


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