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Héctor Barbotta

Marbella blog

Una mujer buena

Hay situaciones que sólo se producen en la Costa del Sol y que además ayudan a entender el lugar en el que vivimos. A veces tan desconocido.
Una paciente de Oncología del Hospital Costa del Sol ha aportado 80.000 euros para sufragar la ampliación de una planta del hospital donde se atiende a enfermos de cáncer y de la unidad de hematología en tratamiento ambulatorio. Se trata de personas sometidas a tratamientos de cierta complejidad y que deben ser monitorizadas, y la donación ha permitido que la capacidad de atención simultánea haya pasado de 22 a 36 pacientes.
No se trata de un gesto altruista del tipo que más se acostumbra en Marbella, donde sobre todo en verano florecen las galas benéficas en las que muchas veces parece tan importante aportar a una buena causa como ser visto y sobre todo fotografiado con las mejores galas. Esta ha sido una donación anónima, y de la buena mujer solo se sabe ha sido una paciente tratada de cáncer en el hospital y que su nacionalidad era británica. Esta paciente, octogenaria, fue atendida durante más de tres años de su enfermedad en el Costa del Sol y falleció hace algunos meses. Cuando se abrió su testamento se supo que legaba esa cantidad al centro sanitario donde había sido tratada. La próxima vez que alguien sienta la tentación de poner mala cara ante la gran cantidad de extranjeros que utilizan los servicios sanitarios en la Costa igual se lo debería pensar dos veces.
En un país y en una época en la que hasta el Tribunal de Cuentas, la institución pública que audita a todas las instituciones públicas, tendrá que ser sometida al control de un auditor externo y donde la sanidad pública merma por una continua política de recortes, ha venido una paciente británica, posiblemente con la memoria fresca de lo que pasó con la sanidad pública de su país durante la década tatcherista y con seguridad con una conciencia y una cultura de lo público que no abunda en estos lares, para recordarnos que lo de todos merece cuidado, atención y cariño.
El Hospital Costa del Sol tiene abandonada desde hace más de dos años, por la falta de entendimiento entre instituciones y una gestión absurda de los recursos públicos, una obra de ampliación que iba a permitir casi duplicar su capacidad e incorporar nuevos servicios. Es imposible que la donante anónima, que durante tres años acudió al hospital a tratarse de su dolencia, no haya observado las grúas inmóviles como mudos testimonios de la inoperancia y el cálculo político por encima de los intereses ciudadanos. Sin embargo, fue generosa en su testamento para que quienes vinieran detrás pudieran ser atendidas al menos tan bien como lo fue ella.
Casi nadie conoce el nombre de esta buena mujer, pero todos, y especialmente quienes tienen a su cargo la gestión de lo público, deberían esforzarse para hacerse merecedores de ese noble y generoso gesto de confianza.

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Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


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