En el Partido Popular no quieren ni oír hablar de Ciudadanos. Menos aún que una papeleta lleve ese nombre después de que el partido de Albert Rivera haya renunciado a la plaza de Marbella tras considerar que su agrupación local no estaba suficientemente cohesionada para acudir al llamado de las urnas.
El partido que gobierna el Ayuntamiento de Marbella ha presentado una reclamación ante la Junta Electoral de Zona tras comprobar que una de las listas independientes que han formalizado candidatura para las municipales del próximo 24 de mayo llevaba el nombre de marras en su papeleta.
El martes se formalizaron las once candidaturas que acudirán a las elecciones municipales en Marbella. Entre ellas no figura Ciudadanos, el partido emergente que está desgastando al PP en su línea de flotación por dirigirse a un electorado que se sitúa en su mismo segmento ideológico, pero sí aparece una formación independiente fraguada en los últimoas meses bajo el nombre Change Marbella, pero que a la hora de registrar su denominación ante la Junta Electoral lo ha hecho con un apelativo que en opinión del PP puede llamar a la confusión precisamente donde más le duele. El nombre que figura en la papeleta es ‘Ciudadanos, Habitantes y Gentes de Marbella (Change Marbella)’.
En el escrito presentado ante la Junta Electoral se sostiene que esta candidatura tiene «una nomenclatura diferente a sus siglas y que puede crear confusión con otro partido político», por lo que ha pedido que en la papeleta aparezca «con la denominación correcta».
Lo que más ha llamado la atención de este partido, sin embargo, no ha sido tanto la denominación equívoca a ojos del PP sino la composición de la lista. Pese a que en un principio se barajaron nombres de empresarios como aspirantes a la Alcaldía, quien aparece finalmente como número uno es el inspector de Urbanismo y delegado sindical Manuel del Río. Este trabajador municipal tuvo un papel decisivo en el expediente del club de playa Funky Buddha, que originó la causa que dio lugar a la imputación del concejal de Urbanismo, Pablo Moro.
El inspector y ahora candidato, que elaboró los informes que advertían de la presunta ilegalidad de las obras del club de playa, estuvo en el centro de la polémica cuando el pasado octubre fue separado de su cargo y trasladado a otra dependencia municipal, decisión que posteriormente fue revocada por el propio Ayuntamiento para no alentar suspicacias.
Sin embargo, la sensación de sorpresa ha aumentado al conocerse es que como número 3 de esta candidatura aparece Francisco Javier Moreno, gerente del centro comercial La Cañada y hombre de la máxima confianza del propietario del mismo, el empresario Tomás Olivo, que mantiene importantes diferencias y temas pendientes con el área de Urbanismo del Ayuntamiento.