Cuando en la noche electoral el recuento se desatascó después de una hora y media de incertidumbre y saltó la noticia de la pérdida de la mayoría absoluta por parte del PP en Marbella, este periódico se puso en contacto con el líder de OSP, Rafael Piña, para conocer su valoración de unos resultados que la oposición había anhelado durante cuatro años. Al otro lado del teléfono, contra lo que cabía esperar, la voz de Piña sonaba apagada. En ese momento en Opción Sampedreña lamentaban la pérdida de un concejal tras haberse dejado en el camino más de 200 votos. Las primeras palabras de Piña a las preguntas de este periódico fueron para lamentar que su compañera Gema Midón se hubiese quedado fuera de la corporación.
Seguramente en ese momento el líder de OSP no había calibrado hasta qué punto los días que seguirían a esa noche electoral iban a hacer de él el personaje clave de la política local. Nadie que siga la actualidad política en Andalucia ignora en estos días que en Marbella existe una fuerza política localizada en San Pedro de la que no pocos intentan descifrar objetivos e ideología.
El reparto de escaños en el futuro pleno municipal y la calculada indefinición ideológica de OSP han colocado a esta formación en situación de inclinar hacia un lado o a hacia otro la balanza que permitirá formar gobierno en Marbellla. Su discurso le permitiría sin tener que recurrir a grandes alardes dialécticos tanto pactar con el bloque de izquierdas como hacerlo con el Partido Popular, y tendría argumentos para justificar cualquiera de las dos decisiones. Por eso, mientras fuera de Marbella la pregunta de estos días ha sido qué es OSP y cómo piensan sus dirigentes, dentro de la vida política de la ciudad la cuestión ha consistido en dar con la fórmula para seducir a sus líderes y convertirlos en aliados. La pregunta que cabe hacerse es si unos y otros no se habrán pasado, teniendo en cuenta que Opción Sampedreña es una fuerza que ha cosechado poco menos del 10 por ciento de los votos, que ni siquiera ha ganado en San Pedro y que las urnas le han dado dos ediles de un total de 27. En estas dos semanas se acumularon horas de reuniones donde se habló de lo humano y lo divino, pero todo pareció el decorado de una obra donde el nudo argumental se reducía a una pregunta: ¿Qué quiere Rafael Piña? Y la respuesta no es muy difícil: lo quiere casi todo. La pugna de los dos candidatos a alcalde se ha reducido a competir por quién se lo daba.
El relato oficial de OSP es que la decisión final la adoptará su Consejo Consultivo, compuesto por 27 personas, después de que el equipo negociador, integrado por el triunvirato que hasta ahora ha conformado su grupo municipal, presente el resultado de sus gestiones de estos días. Pero resulta difícil imaginar un escenario en el que los tres dirigentes que han llevado el peso de la negociación y que han pasado por larguísimas sesiones de reuniones con una y otra parte no vayan a hacer valer su propia opinión en una instancia de la que ellos también forman parte.
En la última semana, tanto en el Partido Popular como en el cuatripartito se percibió que el acuerdo estaba cerca. No es que Piña y lo suyos no emitieran señales, es que lo hacían en ambas direcciones. Formaba parte de la estrategia por conseguir más y más. Pero en las últimas horas las señales se han ido decantado en favor del pacto multicolor que apartaría a Ángeles Muñoz de la Alcaldía y situaría en ese lugar a José Bernal. Es verdad que la decisión, al menos formalmente, depende del Consejo, cuya composición se desconoce. Pero no es menos cierto que el líder de la formación no ha disimulado cuál es su preferencia y hay quien ha llegado a la conclusión que si se ha reunido durante esta semana con el Partido Popular es porque necesita dar cuentas ante los suyos de que ambas partes tuvieron su oportunidad para llegar a un acuerdo con OSP. Ángeles Muñoz ha jugado fuerte y ha concedido casi todo lo que le han pedido, salvo la cabeza en bandeja de plata de tres de sus colaboradores, una petición que cualquier dirigente que no soporte sentir vergüenza cuando se pone frente al espejo jamás podría haber aceptado.
Tanto en las reuniones del cuatripartito como en las bilaterales de OSP con el PP se ha hablado de programas de gobierno y de esquema organizativo del nuevo ayuntamiento. Pero también se ha hablado de nombres. A Rafael Piña le ha funcionado la fórmula inédita no sólo de sentarse con unos y con otros, sino también de elaborar con cada uno de ellos un pacto de gobierno. Las dos semanas de negociaciones acaban con la sensación de que aquí todos han cedido, posiblemente más allá de lo razonable, menos quien tiene la sartén por el mango.
Tanto en el caso al parecer lejano de que Ángeles Muñoz sea alcaldesa como si el investido es José Bernal, el teniente de alcalde de San Pedro será Rafael Piña. Tendrá autonomía presupuestaria y competencia para contar con un equipo de cinco o seis personas. Con el cuatripartito, OSP tendrá a su cargo algunas de las competencias del distrito de Nueva Andalucía. Si al final el acuerdo es con el PP, Piña tendrá también bajo su mando el desarrollo del Plan Guadaiza y el control de la televisión municipal. Ahí es nada.
En el cuatripartito también se ha hablado de reparto de delegaciones. Si prospera el pacto el PSOE se quedará con Seguridad Ciudadana, que posiblemente se ejerza directamente desde la Alcaldía, y Urbanismo, delegación para la que se apunta a la edil socialista Isabel Pérez. También los socialistas tendrían a su cargo un área de proyectos estratégicos donde se incluirán cuestiones de gran calado como el plan Guadaiza, el puerto de La Bajadilla o el traslado de La Ermita. Para estar al frente de estas competencias en las negociaciones del cuatripartito se ha mencionado el nombre del edil socialista Javier Porcuna.
Para Izquierda Unida, según las negociaciones mantenidas, irían las áreas de Bienestar Social e Igualdad y la de Participación Ciudadana, y queda por ver qué pasará con Medio Ambiente, Transporte y Turismo, área esta última a la que se ligará la gestión del Palacio de Congresos .
Los tres partidos que formaron parte de la oposición durante estos cuatro años han conseguido también uno de los objetivos que se plantearon antes de iniciar las negociaciones: comprometer a Costa del Sol Sí Puede en el gobierno municipal. Aunque el mandato de la asamblea de esa formación era permitir la gobernabilidad de la ciudad pero no entrar en el gobierno, el acuerdo alcanzado prevé que sí forme parte de la Junta de Gobierno local con un representante. El órgano de gobierno municipal estará conformado por tres miembros del PSOE y uno por cada uno de los otros tres partidos.
Los dirigentes de este partido, impulsado por Podemos, han probado en los últimos días todos malabarismos dialécticos posibles para intentar explicar que estarán en la Junta de Gobierno pero no en el gobierno. No han dado con la fórmula para que se les entienda. Formarán parte del órgano de gobierno del Ayuntamiento y participarán del mismo.
Costa del Sol Si Puede, según este acuerdo, no tendría a su cargo ninguna delegación, pero sí estaría al frente de una oficina de intermediación hipotecaria desde la que se realizaría la labor de asistencia a personas afectadas por procesos de desahucios.
El partido vinculado a Podemos tampoco ha conseguido imponer su criterio en cuanto a las remuneraciones de los concejales, para las que llegó a las negociaciones con la propuesta de un tope salarial de tres salarios mínimos interprofesionales, es decir unos 1.800 euros, también con mandato de su asamblea. Esa propuesta no ha sido atendida. Los sueldos pactados en el acuerdo establecen una remuneración ligeramente superior a los 3.000 euros mensuales para los concejales con delegación y poco más de 2.000 para los que no las tengan.
Lo que resta por saber si esta también era una de las condiciones que ha conseguido imponer OSP, la fuerza que ha llevado la voz cantante y que, pase lo que pase el próximo sábado es la gran triunfadora de estas elecciones. La definición está ahora en manos de los 27 miembros del Consejo Consultivo de esa formación. Ellos decidirán sobre el futuro de la ciudad.