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Héctor Barbotta

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El PP se toma en serio los 100 días

No hay respuesta a la mayor parte de las acusaciones que se lanzan, ni críticas públicas a lo que al parecer funciona mal o ni siquiera funciona, tampoco se señalan las posibles contradicciones en las que puede estar cayendo el nuevo equipo de gobierno. Un mes después de haber pasado a la oposición tras ocho años en el poder municipal, en el Partido Popular han dejado en claro que se han tomado en serio aquello de los 100 días de cortesía. Incluso en las redes sociales los militantes del PP están inusualmente inactivos. Durante las cuatro semanas que han pasado desde que José Bernal se sentó en el sillón de alcalde, los concejales del Partido Popular no sólo han dejado toda la iniciativa al equipo de gobierno, sino que solamente han salido a la superficie para responder a algunas de las cuestiones que consideraban que requerían de una reacción urgente: la afirmación de que el superávit municipal era ficticio, el baile de números sobre la cantidad de cargos de confianza destituidos, la suspensión de una actividad cultural por falta de fondos y la más reciente renuncia del alcalde, José Bernal, a construir la residencia de la tercera edad en los restos de lo que fue el Trapiche.
Han sido intervenciones puntuales, limitadas y sin continuidad. La estrategia del PP en su nuevo papel de oposición no pasa de momento por confrontar todo el tiempo y en todos los frentes. Ya se verá cuando pasen los 100 días.
Durante este tiempo, la práctica desaparición del grupo del PP del foco público, en especial de su lideresa, Ángeles Muñoz, podría invitar a pensar que el grupo popular no se ha repuesto todavía del golpe que supuso pasar a la oposición y que sus integrantes están tan aturdidos como en la primavera de 2012, cuando tardaron meses, en especial la entonces alcaldesa, en asimilar que Javier Arenas había perdido su oportunidad histórica de convertirse en presidente de la Junta de Andalucía.
Pero esta vez no es así. La momentánea desaparición del PP del primer plano obedece a una estrategia trazada desde el mismo momento en que supieron que el pacto cuatripartito iba a desplazarlos del lugar que habían ocupado desde 2007.
Algunos ediles han tardado en reacomodarse a su nueva situación. La mayor parte ha vuelto a sus trabajos –abundan entre ellos los profesores y los funcionarios– y otros empiezan a explorar nuevas vías laborales. Pero el grupo lleva semanas funcionando, de momento de manera discreta. Se reúnen todas las semanas en el local del PP del centro de Marbella en unos encuentros que dirige la propia Ángeles Muñoz, una de los pocos que se ha tomado unos días de vacaciones, y a los que acuden no solamente los miembros del grupo municipal, sino otros candidatos que no obtuvieron acta, como Eloy Ortega, Isabel Cintado o Federico Vallés. También el exdirector de Hacienda y Personal, Carlos Rubio, participa de las reuniones.
La autocrítica y el análisis de las causas por las que no consiguieron mantenerse en el poder fue más breve y menos profunda de lo que hubiese cabido esperar. Los esfuerzos se han centrado en preparar la estrategia de oposición, que pasa por un marcaje área por área, y evitar cualquier señal que pudiera transmitir la imagen de que hay críticas estimuladas sólo por el hecho de que se ha perdido el poder.
La estrategia incluye también la presencia de concejales del PP en todos los actos públicos y sociales que tengan lugar en la ciudad y el establecimiento de turnos para mantener abierta la sede.
Pero hay también un segundo reacomodamiento, y es interno en el Partido Popular.
El primero ha venido desde la Diputación Provincial de Málaga. Kika Caracuel deja de ser vicepresidenta primera para convertirse en portavoz de su partido en esa institución. Este cambio tiene dos propósitos. El primero debe leerse en la clave de un código no escrito que suele ser de estricto cumplimiento en los partidos: nadie tiene más rango que su jefe de filas. Si Caracuel hubiese seguido como vicepresidenta se habría situado en el escalafón por encima de Ángeles Muñoz, quien ahora sólo es una concejala de la oposición. Hay quien interpreta que la exalcaldesa no habría aceptado esa situación.
La segunda es más práctica y mucho más comprensible para quienes viven al margen de los códigos ocultos de los partidos. Desde su atalaya de portavoz popular en la Diputación, Caracuel podrá tener una participación más activa en la oposición municipal marbellí que la que podría haber realizado desde un puesto de perfil mucho más institucional como es el de la vicepresidencia segunda de la institución.
Después de perder varias alcaldías, las vista se ha puesto en la futura conformación de las listas del Partido Popular a las próximas elecciones generales. Los puestos de salida para el Congreso, y sobre todo para el Senado, son ya objeto de deseo para muchos de estos exalcaldes y exalcaldesas. Habrá que ver quiénes consiguen colarse en una lista con más aspirantes que lugares. Mucho más cerca está la conformación de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol, donde se da por seguro que Ángeles Muñoz tendrá un puesto relevante.

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Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


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