>

Blogs

Héctor Barbotta

Marbella blog

Había un banco

El consejero de Salud, Aquilino Alonso, reveló esta semana en Marbella que si las obras del hospital no se reactivan antes del fin del verano se iniciará el expediente para resolver el contrato de la concesión. La iniciativa ha sido presentada como la llave maestra que resolverá el bloqueo de la ampliación del centro sanitario, que lleva seis años paralizada.

En rigor debería decirse que después de tanto tiempo de paralización y de la manifiesta impotencia de las administraciones para resolver una situación que parece enquistada, cualquier noticia es una buena noticia pero posiblemente interpretar el anuncio del consejero como una novedad altamente positiva suponga un exceso de optimismo. Sobre todo porque Alonso no quiso revelar qué es lo que vendrá después de que la actual concesionaria desoiga el ultimátum, que lo hará, y abandone la obra, que lo hará también.

Acerca de que la concesionaria quiere abandonar no existen dudas. Se trata de una Unión Temporal de Empresas denominada ‘Concesionaria Costa del Sol’, constituida al solo efecto de concurrir a este concurso, que al día de hoy sólo tiene dos trabajadores en plantilla y cuya empresa matriz es la compañía sevillana Abengoa, que atraviesa las dificultades conocidas. De hecho ya intentó irse en al menos una ocasión y la justicia la obligó a seguir. Los antecedentes y la postura que ha adoptado la Junta, con un ultimátum que ni siquiera tiene fecha, invitan a pensar que el vínculo se romperá previo acuerdo y pago, por parte de la Junta, de una indemnización por la resolución del contrato. El único misterio, si acaso, reside en la cuantía.

Que la continuidad de las obras con la misma concesionaria era inviable es algo sobre lo que había más que certezas desde que en agosto de 2014 se firmara un acuerdo a tres partes que con el paso del tiempo se comprobó que no se cumpliría. Durante un tiempo los motivos del incumplimiento de aquel convenio fueron un auténtico misterio. Había un elemento que no se conocía y que, ahora se ha sabido mantenía las obras bloqueadas.

El dato que no era de público conocimiento y que sin embargo era la clave de todo el embrollo lo reveló el consejero el miércoles en Marbella, posiblemente sin saber que estaba contando algo que no se sabía. La concesionaria, al parecer, estaba dispuesta a seguir, de lo contrario no hubiese firmado el acuerdo; el Servicio Andaluz de Salud quería que siguiera, y la Junta parecía dispuesta a hacer el esfuerzo económico previsto en ese acuerdo; el Ayuntamiento, todavía con Ángeles Muñoz al frente, se había comprometido a no poner más pegas pese a su actitud inicial; y hasta había fecha aproximada para volver a poner en marcha la maquinaria. Pero había un cuarto actor oculto entre bambalinas que no asomó la cabeza durante el acto de la firma pero del que dependía la última palabra. Detrás de la concesionaria había un banco. Y el banco dijo no. Sobre todas las decisiones de Abengoa, ya se sabe, los bancos tienen desde hace algún tiempo más peso que la propia Abengoa.

En efecto, fue la negativa del banco, que no veía la viabilidad económica del acuerdo, lo que decidió que no había garantías para la financiación. Y sin la financiación del banco, la UTE con dos empleados, un alto nivel de endeudamiento y fuerte dependencia financiera, carecía de solvencia para tomar decisiones por sí misma. No resultaría extraño que la disolución de la sociedad estuviera ya en marcha. Habrá, con toda seguridad, indemnización porque el banco querrá recuperar lo que puso y habrá activado su maquinaria legal.

El proyecto, por lo que se ve, estaba sustentado en cimientos inestables y por eso, con lo que se sabe ahora, no extraña que haya sucumbido después de que en 2010 el Ayuntamiento de Marbella ordenara la paralización de las obras por su desacuerdo de fondo con el modo en que se iba a financiar la construcción, mediante la explotación de unos aparcamientos subterráneos con tarifas premium en los que los usuarios se iban a ver poco menos que obligados a aparcar.

Ya anteriormente había habido reticencias municipales a conceder la licencia de obras debido a que el proyecto incluía áreas comerciales que según el gobierno municipal de entonces no se correspondía con el uso sanitario del suelo. Sin aparcamientos y sin área comercial la financiación de las obras no era viable. El Ayuntamiento reclamaba que la Junta invirtiera dinero de su presupuesto en Marbella y no que las obras las pagaran, de manera más o menos indirecta, los propios usuarios. Era la época en la que toda la estrategia política de Ángeles Muñoz, sin plan B, giraba en torno a conseguir una victoria de Javier Arenas en las elecciones autonómicas.

Cuando en abril de 2012 la tozuda realidad de las urnas obligó a rectificar ya era demasiado tarde. El endeble andamiaje en el que se había sustentado todo el proyecto para ampliar el Costa del Sol estaba tocado.

Todo lo que vino después, y lo que se consumará en las próximas semanas, no es más que el derrumbe que cabía esperar, la lógica consecuencia del cóctel que mezcló la fragilidad de un proyecto puesto en marcha sin dinero y el cálculo partidista y la desconfianza institucional.

¿Qué vendrá ahora? Si en la Junta no existía disposición financiera para solventar con fondos propios la ampliación cuando se inició el proyecto, mucho menos la hay ahora cuando las cuentas del Gobierno andaluz apenas alcanzan para administrar miseria. Sin embargo, ni la Junta ni el PSOE se pueden permitir que el Ayuntamiento más importante con el que cuentan en la provincia acabe el actual mandato municipal con el edificio del Hospital a medio construir. El discurso del tripartito que atribuye a Ángeles Muñoz y su política de confrontación la falta de inversiones en la ciudad necesita de resultados tangibles. Y necesita, además, enseñarlos antes de que acaben los cuatro años de mandato, de los que ya se ha consumido uno.

Las informaciones apuntan a que habrá un nuevo concurso en el que se tentará a alguna empresa puntera -no a una UTE improvisada, liderada por una sociedad en ruina y sometida al rigor de la financiación bancaria- con la concesión de algunos servicios que vayan más allá de los aparcamientos. Los hospitales son pequeñas ciudades en los que no sólo se aparca. Hay también cafeterías, lavanderías, zonas comerciales y multitud de servicios. Muchas posibilidades de hacer caja para rentabiliza la inversión. Y esta vez, un Ayuntamiento que no pondrá obstáculos

Temas

Toda la actualidad de Marbella

Sobre el autor

Licenciado en Periodismo por la UMA Máster en Comunicación Política y Empresarial Delegado de SUR en Marbella


julio 2016
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031