Una decisión del juez, inútil aventurar si intencionada o no, evitó el bochorno. La puesta en libertad el día anterior de uno de los policías locales encarcelados por la agresión a una prostituta evitó que acudiera esposado a las pruebas físicas de la convocatoria para cubrir las 30 plazas fijas que se crearán en el cuerpo. El policía –interino pero que aspira, inasequible al desaliento, a quedarse con plaza en propiedad– está suspendido de empleo y sueldo desde que el juez lo imputara en el sórdido caso que vincula a policías locales de aficiones inconfesables y cobardía contrastada, prostitutas indefensas y una traficante de poca monta que al parecer alternaba venta de cocaína y labores de limpieza en un colegio público.
El operativo ya estaba montado por la Guardia Civil. El policía iba a ser trasladado desde la cárcel al estadio municipal y se supone que le quitarían las esposas para correr y hacer flexiones. Es posible que en prisión haya tenido tiempo, al menos, de templar los bíceps en la celda. Pero el juez lo dejó en libertad y se evitó una fotografía que, oiga, su gracia habría tenido.
Más de 1.300 postulantes para cubrir las 30 plazas convocadas dan cuenta de lo difícil que está siendo para los aspirantes. Cambiar impresiones con algunos de ellos permite deducir que la crisis ha disparado las vocaciones de servicio público. Un puesto de trabajo estable es la principal motivación a la hora de hincar los codos y acudir al gimnasio durante más de un año para afrontar la prueba con posibilidades. La Policía Local necesita de un proceso que contribuya a mejorar su imagen. Y necesita también que se afine la puntería para evitar que se vuelvan a colar impresentables que manchen el uniforme. La transparencia y las puertas abiertas son el mejor camino para conseguir estos objetivos. Y por ello, los esfuerzos por controlar con rigidez toda la información relativa al cuerpo resultan tan inútiles como perniciosos.
Y mientras el millar largo de jóvenes se esforzaba en el estadio municipal en busca de un salario que les haga llevadera la crisis, legiones de turistas alemanes contribuían a disimularla en al menos cuatro hoteles de la ciudad y no pocos comercios y restaurantes. Llegaron, y seguirán llegando, hasta el próximo 6 de diciembre invitados por Audi. Un total de 10.000 visitas de dos dias. La marca alemana ha elegido Marbella para la presentación de un nuevo modelo, la primera vez que organiza un evento de estas características fuera de Alemania. La oferta hotelera y la calidad de los servicios han sido los principales argumentos que la empresa automotriz consideró para elegir Marbella. No hay duda de que se estará a la altura.
Como los responsables de Audi se mueven en ídem, lo que es seguro es que el servicio público de transportes no ha sido tomado en consideración a la hora de elegir ciudad donde llevar a sus 10.000 clientes. Menos mal. Ya parecía que la empresa Portillo y su sucesor, el grupo Avanza, habían alcanzado todas las marcas imaginables en materia de despropósitos y mal servicio. Ahora, al menos, parece que hay intención de ir rectificando. Tímidamente. Las quejas de los sufridos usuarios han obligado a desvincularse de la empresa encargada de la limpieza de los vehículos y reemplazarla por otra que haga el trabajo decentemente.
‘Lentos pero torpes’, reza con ingeniosa ironía el lema de un emblemático restaurante de la ciudad. ‘Impuntales pero sucios’ es el que con mayor precisión y sin ninguna ironía se puede aplicar de momento a la empresa de autobuses.
Conseguir autobuses que lleguen a su hora, que cubran las rutas necesarias y que disuadan a los vecinos de usar el coche es una asignatura pendiente. Tanto como las inversiones que deben llegar y que de momento aparecen dibujadas en los planos del PGOU, lo que no es poco. Esta semana se presentaron los equipamientos públicos previstos para San Pedro y Nueva Andalucía, para los que el Plan ha reservado un millón de metros cuadrados. Si se aplica la unidad de medida que se ha impuesto a la hora de hablar de superficies –el campo de fútbol– sale un número redondo: 100. De modo que basta con imaginarse 100 campos de fútbol repartidos por San Pedro, Nueva Andalucía y Puerto Banús y soñar con colegios, centros sanitarios y parques públicos. Pero de momento ello no es más que un listado de necesidades, una relación de proyectos dibujada en un plano, un reconocimiento de deuda con los vecinos.
La amenaza ahora es que se cree una nueva deuda. Los alumnos del Conservatorio se han visto de golpe ante la perspectiva de quedarse sin edificio. El inmueble –propiedad de un concejal que ni siquiera se ausentó en la votación del PGOU– figuraba como equipamiento público, pero se ha cambiado y ahora es de viviendas. El centro educativo tiene los días contados. Superado el caso La Juanita, el equipo de gobierno municipal persiste en su desinterés por la estética. La musical y la otra.