Empleados de Los Monteros, algunos con cierto grado de responsabilidad en el hotel, confesaban su desazón la semana pasada cuando todo parecía ganado por la irracionalidad. Los 72 despidos como carta de presentación del nuevo propietario auguraban un porvenir oscuro.
Esta tarde, lunes, se podían adivinar las sonrisas a través del teléfono.
El acuerdo alcanzado entre los trabajadores y la empresa no puede ser mejor. No sólo porque los sociedad propietaria ha entrado en razón, todos los empleados cobrarán lo que se les debe y los despedidos volverán a sus puestos de trabajo, sino porque existe la voluntad por ambas partes de estudiar un plan de viabilidad que garantice el futuro del establecimiento. Con reglas de juego claras. Las de aquí.
Es una buena noticia saber que las partes implicadas han estado a la altura. La empresa, que supo rectificar; los trabajadores, que negociaron con paciencia, y la administración, que explicó cuáles son las reglas.
La empresa ha puesto énfasis en aclarar, tras alcanzarse el acuerdo, que las actividades del hotel se retoman con normalidad, y que se celebrará la tradicional fiesta de Nochevieja.
Ojalá se ocupe hasta la última mesa.