No es que por ahí el nivel esté por las nubes. Por poner algunos ejemplos, de esta semana: Uno. La candidata del Partido Popular en Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, no contenta con haber avivado la mecha de la intolerancia en los barrios con más inmigración de Barcelona, aparecía en un videojuego bombardeando inmigrantes sin papeles y dando después unas explicaciones más denostables aún que la propia ocurrencia del jueguito.
Dos. Joan Puigcercós volvía a retratarse a sí mismo y al partido al que representa recurriendo al viejo tópico de la Andalucía subvencionada, esta vez contando una patraña sobre el esfuerzo fiscal- con la esperanza de recolectar votos entre lo más reaccionario, paleto e ignorante de la sociedad catalana y remontar así unas encuestas que le son adversas. Para que digan después que todas las opiniones son respetables.
Tres. Las juventudes socialistas sacaban un nuevo vídeo en el que una joven experimenta un orgasmo en el momento de votar. No se sabe si el vídeo expone lo que los jóvenes socialistas piensan de sí mismos, lo que piensan del resto de los jóvenes, lo que piensan de las mujeres, lo que piensan de la política o lo que piensan de la vida. Quizás todas juntas, aunque posiblemente el verbo pensar resulte excesivo. El episodio no dejaría de tener su gracia si no fuera porque, según están las cosas, la persona a la que se le ocurrió semejante dislate puede estar jurando como ministro en poco tiempo.
Visto lo anterior, no cabe esperar gran cosa acerca de lo que se avecina tan pronto como los turrones y las luces de Navidad den paso a la campaña electoral para las municipales del año que viene.
Sin embargo, es oportuno alertar al personal que con un atisbo de esperanza contempla la posibilidad de asistir a una campaña quizás con algunas salida de tono pero en un ambiente general de debate de propuestas e ideas. Nada de eso. Hace tiempo que por estos lares se recurre al ‘y tú mas’ cuando se trata de defenderse de alguna crítica. No digamos ya cuando lo que se lanzan son acusaciones. Si a alguien se le ocurre mentar al imputado alcalde socialista de Alcaucín, desde las filas contrarias le recuerdan que el regidor popular de Alhaurín el Grande no duerme en la localidad vecina simplemente porque tuvo dinero para pagar una fianza. Ni un atisbo de autocrítica ni en un lado ni en otro. Siempre tienen la ventaja de que el adversario guarda un muerto en el armario.
Esto ya estaba mal, pero las últimas semanas han visto llegar una nueva práctica política que da otra vuelta de tuerca al ‘y tú mas’. Podríamos denominarla la práctica de ‘enmierdar’. No se trata ya de defenderse atacando, ni judicializar la vida política, lo que de por sí ya es cuestionable, sino de ir más allá de lo que lo han hecho o han dejado de hacer los jueces. Adelantarse a lo que se supone que podrán hacer en el futuro y simplemente dar por supuesto lo que deben hacer.
Se vio semanas atrás, cuando el Partido Popular anunció una querella contra el candidato socialista en Marbella, José Bernal, que de momento no ha presentado aunque día tras día dan por hecho que las irregularidades que eventualmente, probablemente, seguramente se denunciarán ya han sido probadas; y más recientemente, cuando para emparejar las cuatro imputaciones que pesan sobre el alcalde de Estepona, los socialistas comenzaron a referirse al candidato del PP como si estuviera imputado en ‘Malaya’ y ‘Astapa’, circunstancia que ni ha llegado ni se la espera.
No se sabe si a este ritmo unos y otros conseguirán convencer a alguien más que a los ya convencidos. Todo lo contrario. La instalación en esta práctica que no merece llamarse política apunta a que lo que van a conseguir es alentar a los indecisos a alejarse de las urnas. De momento, eso sí, al igual que Puigcercós, lo que consiguen unos y otros es retratarse a sí mismos y a la actividad a la que dedican sus horas.
Lo último en esta escalada de ‘enmierdamiento’ está en la decisión de auditar las cuentas de Acosol desde su creación en 1994. Que se investiguen los gastos inexplicables de Acosol en publicidad, dicen desde el PP. Que también se investiguen las cuentas de 1995 a 1999, cuando el GIL gobernó con el apoyo del PP, responden desde la acera contraria.
Con esos argumentos, es seguro que los dos confían en que las auditorías saquen a la luz datos e informaciones que permitan incidir en la estrategia común. Mientras tanto, unos y otros confirman con tanto ruido lo que desde hace tiempo se sospecha. Que en la campaña del año que viene no habrá ni programas, ni propuestas, ni ideas. Tan solo ‘enmierdamiento’.