El juez Torres ha autorizado el acceso a otros nueve tomos del sumario malayo. Quienes conocen sus límites aseguran que aún queda un 30% bajo secreto. Pero la instrucción del caso todavía no ha terminado y su horizonte parece lejano. Aunque se creía que la investigación se centraba en el último lustro, el magistrado asegura que se están analizando operaciones sospechosas realizadas durante más de una década. Y, además, el juez ha puesto las cartas sobre la mesa. Con el levantamiento de los nueve últimos tomos -asevera en una de sus resoluciones- pone sobre el tapete todo el entramado de cohechos en los que participaron los imputados. Quién y cuánto untó, y quién y cuánto se dejó untar. El órdago del juez permite el pleno ejercicio de defensa a la inmensa mayoría de imputados y, de paso, deja todas sus ‘vergüenzas’ al descubierto. Señores, de esto se les acusa, ¿qué tienen que decir al respecto? Falta saber si el juez Torres guarda un as en la manga.