El foro tecnológico de la multinacional coreana Samsung, que durante estos días se celebra en el palacio de congresos de Málaga, es un caramelo apetecible por el que durante meses pugnaron no pocas ciudades. La escasa capacidad del palacio de congresos de Marbella, mutilado en su día su potencial crecimiento por una operación de especulación urbanística, privó a esa ciudad de continuar en carrera, y sin embargo han sido sus hoteles los que se han quedado con el negocio del alojamiento en el mes que peor suele tratar a los hoteleros de la Costa del Sol.
No hay ciudad turística que se precie que no aspire a tener su propio palacio de congresos, su propio puerto de cruceros, su propio museo de renombre, su propio parque temático y su propia planta hotelera, a poder ser poblada de estrellas. Y posiblemente no debería ser así.
Durante los años de la burbuja, estas aspiraciones llegaron a paroxismo del absurdo, y por eso al cabo del tiempo aparecieron las estaciones del AVE por donde el AVE dejó de pasar, los aeropuertos que jamás asistieron a un aterrizaje, los palacios de congresos y ciudades de la ciencia convertidos en lujosas naves vacías, los parques de atracciones tornados en losa hipotecaria, al igual que los campos de golf por donde hace tiempo no se ve a un jugador.
En el turismo no existe el destino perfecto, sobre todo porque no existen turistas tan necios como para demandarlo todo al mismo tiempo. Quien elige un resort para tumbarse al sol difícilmente aspira a meterse en un museo cuando termina su día de playa, ni quien va a una gran ciudad para hacer compras o asistir al teatro tampoco pretende esquiar por la mañana y bucear por la tarde.
Por el contrario, si algo enseña el mundo del turismo es que el destino que pretende ofrecer todo no acaba siendo bueno en casi nada, y que la mejor forma de contar con una oferta completa es integrar las virtudes y las potencialidades de cada uno. La Costa del Sol es lo que es gracias a una suma que incluye a su aeropuerto y a su AVE, su Banús y su Carihuela, su Ronda y su Museo Picasso, su Milla de Oro y su Cueva de Nerja, sus estrellas Michelin y su Sierra Nevada.
El Foro Samsung, con miles de visitantes que asisten durante el día a las sesiones en el Palacio de Congresos de Málaga y que eligieron Marbella para dormir y comer es la mejor prueba de que más allá de las legítimas aspiraciones de cada uno, lo que hará fuerte a todos es potenciar el eje transversal que los une, donde las comunicaciones es el factor clave y donde con un poco de sentido común todos deberían salir ganando.