El recuerdo ya está presente en las miles de viviendas irregulares sobre las que aún pesan cargas urbanísticas y en la trampa legal que heredaron propietarios y compradores.
Está todos los días en cada centro de salud colapsado porque durante 15 años no hubo suelo municipal para construir nuevos, en cada colegio en el que no hubo mantenimiento, en el retraso secular del mapa escolar.
El recuerdo vive en un ayuntamiento vaciado de recursos y endeudado para los próximos 40 años en los que pensar en inversiones importantes será una quimera. Sigue vivo en cada uno de los exconcejales condenados por prevaricación, por malversación, por apropiación indebida, por delito urbanístico.
Está presente en Julián Muñoz, el personaje que él mismo eligió para sucederlo y que se convirtió en el reo con el mayor récord personal de condenas en España: 56. Los vecinos de Marbella también pueden recordarlo en las figuras esperpénticas de Marisol Yagüe, de Isabel García Marcos, de Pedro Román, de Juan Antonio Roca y de cada uno de los exconcejalea condenados o prófugos.
Su recuerdo permanece en los más de 300 millones de euros que posiblemente el Ayuntamiento de Marbella nunca recupere aunque estén reflejados en las sentencias que los juzgados han ido dictando y que constituyen el testimonio escrito de 15 años de descaro y latrocinio.
Su figura está presente en la sentencia del Tribunal de Cuentas que obliga a sus herederos a devolver al Ayuntamiento de Marbella más de 100 millones de euros, en la herencia de un cementerio embargado hasta hace no mucho por la Liga Profesional de Fútbol y en las acciones del Atlético de Madrid que a punto estuvieron de pasar a engrosar el devastado patrimonio municipal.
Su recuerdo está presente en cada zona verde perdida, en cada duna arrasada, en cada porción de arena inundada por el cemento, en el prestigio perdido y muy trabajosamente recuperado.
Es verdad que nadie en Marbella recuerda haberlo votado, pero ello no significa que no se lo recuerde.
Por eso, si el Atlético de Madrid consigue el triunfo el sábado por la noche no será necesario, ni oportuno, ni decente que ningún directivo, entrenador o jugador recuerde la figura de Jesús Gil. En Marbella ya se lo recuerda suficientemente.