Una nueva polémica se está larvando y, a no dudarlo, explotará antes de las elecciones de marzo. El martes de la semana pasada se celebró una reunión para avanzar en acciones para mejorar la imagen de Marbella cuya financiación correrá a cargo del Plan Qualifica para la Costa del Sol. El origen de esta iniciativa estuvo en el desgaste que la ciudad sufrió durante la ‘operación Malaya’, pero su puesta en marcha se fue retrasando. Hasta ahora.
La reunión fue un completo fracaso. El Ayuntamiento, representado por el concejal de Turismo, José Luis Hernández, y Carlos Rubio, debía proponer un plan de ‘marketing’. Los presentes, entre los que además de representantes de la Junta había miembros del colectivo de empresarios y técnicos del Patronato de Turismo, lo echaron para atrás. «Demasiado genérico», «inconexo» y «carente de estrategia» fueron algunos de los piropos que le dedicaron. Así que a hacerlo de nuevo. Y más retraso para recuperar la imagen de Marbella, por la que tan preocupados se muestran los políticos con un micrófono delante.
La polémica larvada que aflorará más temprano que tarde tiene su relación con ese plan, pero tendrá su eje en qué se está haciendo con los fondos que deben dedicarse a mejorar la imagen turística. El Ayuntamiento anunció la próxima construcción de un parque infantil en San Pedro. Hasta ahí todo bien. El problema es que lo hará con cargo al Plan de Excelencia Turística. No es la primera actuación de ese tipo que se financia con fondos que aparentemente debían tener un destino más relacionado directamente con la principal industria de la ciudad. Los empresarios ya habían mostrado su inquietud cuando supieron que también con cargo a estos fondos se iba a renovar el mobiliario urbano en una de las barriadas donde se espera por el cumplimiento de los compromisos adquiridos por Ángeles Muñoz durante la campaña electoral. El Ayuntamiento no tiene un duro, y de momento tira de donde puede. Pero desvestir a un santo para vestir a otro siempre genera descontento en algún sitio.
Y ahora los descontentos son los empresarios.