Fueron horas de negociación a cuatro bandas en las que los negociadores designados por los cuatro partidos debatieron en tres sesiones diferentes hasta llegar a la redacción de un documento que ha quedado como el marco común de acuerdos que refleja 15 compromisos de gobierno; algunos bastantes concretos y la otros lo suficientemente difusos como para que no sea posible pedir cuentas sobre su cumplimiento y mucho menos poder ser utilizado como argumento para romper un pacto. Pero las dos reuniones que resultaron definitivas para que Opción Sampedreña se decantara por inclinarse hacia el pacto de izquierdas y no por dar sustento a un nuevo gobierno del Partido Popular no tuvieron lugar en Marbella ni junto a una mesa capaz de acoger a más de una docena de participantes en representación de cuatro fuerzas políticas diversas. Los encuentros realmente determinantes tuvieron lugar en Málaga, discretamente, alrededor de una mesa más reducida y sólo con miembros de dos partidos: el PSOE y Opción Sampedreña.
Cuando el martes 26 de mayo, apenas dos días después de las elecciones municipales que le dieron la llave del nuevo gobierno municipal, el líder de OSP, Rafael Piña, compareció para anunciar cuáles eran sus condiciones para la negociación, adelantó que no sólo pediría un compromiso al PSOE de que garantizara los acuerdos a los que se llegara sobre inversiones de la Junta de Andalucía en el municipio; reclamó un compromiso de la Administración autonómica al más alto nivel posible.
La Junta como tal no participó en las conversaciones –algo que no hubiese sido ni ético, ni estético y ni siquiera legal–, pero Piña sí consiguió llevar sus exigencias hasta la dirección del PSOE andaluz. Concretamente hasta Francisco Conejo, secretario de Política Institucional del PSOE de Andalucía.
La primera de estas reuniones tuvo lugar el jueves 4 de mayo. Sobre la mesa estuvo un proyecto sobre el que OSP lleva meses reclamando derecho de autor: la refinanciación de la deuda municipal con la Junta de Andalucía y, sobre todo, la amortización de al menos parte de ella con la ejecución de la infinidad de obras pendientes de la Administración autonómica en Marbella. La segunda, y que según admiten en OSP fue definitiva a la hora de adoptar la decisión conocida, se celebró el pasado martes, horas antes de la reunión del Consejo Consultivo en la que la opción de investir alcalde al socialista José Bernal se impusiera por un lapidario resultado de 24 votos a 3.
En este encuentro participaron por el PSOE, además de Bernal y Conejo, el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, aunque no lo hizo en condición de tal. En el PSOE son escrupulosos a la hora de asegurar que los compromisos fueron adquiridos por el partido, no por la institución. Sin embargo, a nadie escapaba que al mismo tiempo en que OSP se decantaba por la opción del cuatripartito, Susana Díaz conseguía en Sevilla el apoyo de Ciudadanos para sentarse durante cuatro años más en la presidencia de la Junta y que por lo tanto no habría nuevas elecciones autonómicas. Era lo que faltaba para decidirse a OSP, desde donde se asegura, sin que en el PSOE lo ratifiquen, que algunas de las obras que se harán a cuenta de la deuda son las que San Pedro lleva reclamando: la ampliación de su ambulatorio, la construcción del de Nueva Andalucía, la rehabilitación del colegio Miguel Hernández y el acceso directo desde Fuente Nueva a la carretera de Ronda. Para el partido sampedreño estas obras resultan esenciales y es seguro que las pondrán encima de la mesa cuando, según han anunciado, dentro de dos años evalúen cómo ha ido el desarrollo del pacto.