Juan Antonio Roca ha recuperado la libertad tras más de dos años de cárcel y después de haber pagado un millón de euros de fianza.
A la salida de la prisión de Albolote ha asegurado que no hay riesgo alguno de fuga, y que tiene intención de demostrar su inocencia y de lavar su imagen.
Es posible que a partir de ahora, cualquier vecino de Marbella se lo encuentre por la calle. Se cruzará seguramente con personas que compraron viviendas que no cumplen los requisitos de legalidad, pero sobre la que pesa una hipoteca. También es probable que comparta acera con el propietario de una casa a la que un bloque ilegal le privó de vistas y de luz, o con la madre de un alumno de un colegio masificado que acoge a más niños de los que corresponde porque durante 15 años no hubo suelo dónde hacer centros escolares. La lista de vecinos que pueden sentirse damnificados por lo que sucedió en la ciudad mientras Roca mandaba en el Ayuntamiento al tiempo que se enriquecía es tan larga como el padrón municipal.
Roca ha dicho que sale dispuesto a defenderse, y estaría bien que comenzara con un ejercicio de transparencia. Podría aclarar quiénes son las personas que han reunido en 20 días un millón de euros para pagar su fianza, podría informar de qué piensa vivir de ahora en más y podría explicar –si las acusaciones son falsas– cómo se pagó las cacerías, los cuadros, las fincas y el tren de vida que llevó hasta que el juez Torres le mandó a la cárcel.
Si quiere lavar su imagen, debe suponerse que no tendrá inconveniente en dar explicaciones.