El colegiado como juez único.
En los últimos días hemos observado en medios las denuncias por amaños de partidos en categorías inferiores , lo cual no deja de sorprendernos. La mercantilización del Fútbol llega hasta los niños, y la avaricia de dirigentes de estos denominados Clubes sin ánimo de lucro llega a extremos insospechados.
Sin la presión mediática del deporte profesional, ni el aliento de las apuestas, surgen situaciones cuando menos “sospechosas” a final de temporada en las que se corre un tupido velo con la manida frase “el fútbol es así”.
En nuestra propia ciudad surgió la duda la pasada temporada y este año ha surgido en Cataluña con la denuncia de un padre ante lo que parece un “amaño” de un partido entre dos clubes que se jugaban la pasada temporada el ascenso enfrentándose en la última jornada de liga en un encuentro disputado entre “soltero contra casados” donde si el resultado era de empate ambos saldrían beneficiados.
La normativa en Andalucía con respecto a lo tipificado como “compra de encuentros” reflejado en el artículo 25 apartado segundo del Código de Justicia Deportiva de la R.F.A.F, especifica que son autores de falta grave y copiamos literalmente: “Los que intervengan en acuerdos conducentes a la obtención de un resultado irregular en un encuentro, ya sea por la actitud anómala o de falta de combatividad de uno de los equipos contendientes o de alguno de sus jugadores…”
Surge el problema cuando la falta de combatividad se convierte en algo subjetivo. Evaluarlo depende tanto del señor colegiado como del Comité de Competición. Si el colegiado no refleja en el Acta Arbitral , que recordemos tiene presunción de veracidad y es sobre lo que se sustenta todo expediente disciplinario deportivo, no podremos ni tendremos fuerza suficiente para demostrar un hecho por muy notorio y público que sea. Imágenes y testigos no pueden si no dar una “versión” distinta a la del señor colegiado y repetimos subjetiva, difícil de ser escuchada por el Comité de Competición.
Aportando pruebas como imágenes podríamos acudir a los órganos disciplinarios, aunque repetimos si no queda reflejado en el acta difícilmente seremos escuchados. Las Federaciones han de ser muy cautelosas ante denuncias de este tipo puesto que la sanción para el club o clubes intervinientes, son bastante duras pudiendo perder hasta la categoría.
Es por ello que por muy notorio que parezca y aunque medien testigos y pruebas videográfica, son los colegiados quienes deben apreciar un hecho objetivo y notorio para muchos, bajo su evaluación subjetiva y ser escuchados de oficio por el correspondiente Comité Disciplinario.
Analizando estos partidos a final de temporada, incluso a principio, queremos creer en las casualidades, que este deporte sigue siendo deporte en categorías inferiores y que estas situaciones no son mas que el fruto de la casualidad. Nuestros niños se merecen un deporte limpio, sano y con valores.