De todos los complementos hay uno que me vuelve loca. Ya lo sabréis porque alguna vez he comentado lo que me gustan los relojes, una tentación que me hace que tengo de todo tipo y de multitud de colores. Por este motivo y porque hay una marca de celebración, hoy quiero hacer una parada exprés en una firma especial. Se trata de la casa relojera suiza, Jaeger-LeCoultre, que cumple nada más y nada menos que la cifra de 180 años.

A pesar de contar con casi dos siglos de vida, Jaeger-LeCoultre, sigue estando joven y con fuerzas suficientes para seguir dando guerra. Echando la mirada atrás, la Manufactura puede estar orgullosa de haber creado y fabricado en sus talleres más de 1.200 calibres distintos y haber registrado más de 400 patentes. Además Jaeger-LeCoultre puede dar envidia a otras firmas por tener relojes legendarios como el Reverso, el Duoplan, el  Memovox, el Polaris, los Gyrotourbillon I y 2, la línea Duomètre y el péndulo perpetuo Atmos.

Con todos estos antecedentes, Jaeger-LeCoultre va a conmemorar este 180 aniversario por todo lo alto y por ello creará unos guarda-tiempos excepcionales, realizará exposiciones y eventos exclusivos a lo largo y ancho del mundo.

En la actualidad, más de 1.000 personas trabajan en la casa relojera y dominan todas las especialidades de la marca que más imaginación tiene  en el mundo de la relojería. Como dicen en Jaeger-LeCoultre: “El siglo XXI, o la creatividad sin límite”.

Un slogan que han seguido a pies juntillas, ya que desde el año 2000, la Manufactura ha creado más de 75 nuevos relojes, entre los cuales se cuentan grandes complicaciones, tourbillons, repeticiones de minutos, cronógrafos, calendarios perpetuos, 15 días de reserva de marcha,  el primer calibre que no necesita lubricante, etc.

Y, después de este repaso general a Jaeger-LeCoultre tan sólo me queda decir: “… y que cumplas muchos más”