Para él la moda es pura diversión. Una forma más de expresar su personalidad con las miras siempre puestas en un objetivo: dejar huella con su imagen y no pasar desapercibido. Él mismo lo confiesa sin tapujos: le encanta llamar la atención. Y lo consigue con ‘looks’ desenfadados, originales y atrevidos con los que, dice, busca contagiar alegría y positivismo. «Elijo prendas que me ayuden a reflejar mi estado de ánimo y gritar a los cuatro vientos lo bonita que es la vida. En esta Málaga en la que muchos hombres al vestir pecamos de aburridos intento aportar una nota de color que contribuya a romper la apatía y crear buen rollo», advierte Martín Moniche.
Pantalones pitillo, camisetas con estampados ocurrentes y zapatillas deportivas componen el uniforme de batalla de este «gestor-agitador cultural», periodista y encargado de la programación de La Térmica que se declara apasionado de lo vintage. Y es que con la crisis como telón de fondo Martín considera esencial reciclar y reutilizar prendas. «Con la que está cayendo gastarse 800 euros en un modelazo me parece hasta indecente. Es una cuestión de moralidad. Con poco dinero se puede ir estupendamente», defiende. Él predica con el ejemplo luciendo prendas que llevan con él media vida. Es el caso de su chaqueta vaquera Levi Strauss (todo un clásico) o sus botas Dr Martens que calza durante nuestra cita en la galería de arte Isabel Hurley y que le acompañan desde el instituto. «Siempre van conmigo. Cuando me las pongo me siento guerrero para afrontar las dificultades, ¡y a comerse la calle!», bromea.
Poco amigo de los formalismos, en sus ‘outfits’ más serios -los que elige para salir por la noche o asistir por ejemplo a la inauguración de una exposición- siempre hay hueco para algún toque más desenfadado. ¿Un ejemplo? Optar por unos pantalones de pinza, pero bombachos y tobilleros, para enseñar calcetines «potentes». «Huyo del ‘total look dandy’, me horroriza». Entre sus complementos, no faltan las pajaritas y corbatas de punto, las gafas de sol o los pañuelos de seda estampados que suele buscar, cual tesoros, en tiendas de segunda mano o pequeños comercios locales. «Soy poco amigo de las franquicias, prefiero prendas exclusivas que me hagan sentir especial», concluye.

Os dejo con Martín y sus looks a través de las magníficas fotografías de mi compañero Álvaro Cabrera