Cazadores
Primero fue el juez Santiago Torres, bandera de la decencia en unos juzgados de Marbella plagado de chivatos y alcahuetes, en pleno apogeo del gilismo. El Capo campaba a sus anchas, enseñaba sus contactos e influencias en el palco de un equipo de primera división financiado por los vecinos de Marbella y escupía insultos e […]
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