Si hay un color marginado, ese es el amarillo. Una tonalidad que lleva implícita una gran carga de superstición que le ha llevado a ser incompatible con los artistas, que lo ven como un gran enemigo, ni decorados ni vestuario y todo porque Molière murió de amarillo. Además, más de medio mundo también le tiene antipatía y lo califican como un color gafe, puesto que según la tradición cristiana este tono se asoció con el color del azufre de los infiernos, sin olvidar que era señal inequívoca de adulterio. Una herencia histórica, que junto a otras causas, derivó en la mala fama de este tono tan alegre y vivo. Pues bien, esta primavera-verano 2015 no vamos a temer a ninguna superstición y el amarillo será nuestro reto particular a diario.
El color del sol va a ser clave en esta nueva temporada que ya se puede ver por las tiendas. Sólo hace falta echar un vistazo, por ejemplo, en Stradivarius, y ver cómo todo se ilumina gracias a la claridad que respiran las maniquíes vestidas con múltiples piezas de este tono. Personalmente, es un color que me encanta y ya el verano pasado me dio una pequeña obsesión por él y rellené mi armario de prendas y complementos coloreados en amarillo. Y es que las ventajas de este tono son muchas más que sus desventajas. Para empezar el amarillo inspira una gran energía y un gran optimismo que, desde luego, en este fin de semana en el que las temperaturas van a ser muy primaverales (eso es lo que dicen los expertos del tiempo) vienen la mar de bien. Además, es un color maravilloso para combinar, casa con la mayoría de las tonalidades y funciona realmente bien con el ámbar o el caléndula. Mientras que si se habla de tejidos, el denim es uno de sus compañeros de fatigas más infatigables, sin embargo, el mix con el negro, el blanco e, incluso, las rayas o los topos también pueden dar mucho juego en los próximos estilismos. ¡Ojo!, para las más atrevidas está permitido el total look porque … ¿quién dijo miedo?
Por otro lado, la versatilidad del amarillo es infinita, adaptándose a cualquier estilo (clásicos, vintages, sofisticados…) de una manera exquisita, tal y como se ha podido comprobar en las pasarelas, siendo una parte fundamental en los desfiles de la elegante Carolina Herrera o de diseñadores corte más moderno como puede ser el norteamericano Michael Kors.