Perdonadme que estos días mantenga el foco puesto en Paris. Como sabéis, el objetivo central de este blog es la moda malagueña. Pero no puedo dejar de compartir con vosotr@s el maravilloso desfile de Dior en la gran cita de la alta costura parisina. Simplemente BRILLANTE. Espectáculo en estado puro. Prendas que enamoran a primera vista, detalles románticos y delicados que hacen soñar sobre la pasarela. Una vez más, el modisto belga Raf Simons ha sorprendido y ha entusiasmado. Esta vez con una colección que echa la vista atrás para repasar la historia de la moda, con muchos guiños a los vestidos de los años 20. Con una imponente puesta es escena, bajo un precioso techo de orquídeas blandas, que recubría las paredes de espejo de la sala circular instalada en los jardines del Museo Rodin, el desfile se estructuró en ocho fases, dedicadas a periodos concretos o prendas especiales. ¿La apuesta de Simons? Un invierno blanco teñido de tonalidades pasteles con pequeñas pinceladas de color, cortes arquitectónicos, volúmenes (el diseñador rescató las líneas voluptuosas del traje a la francesa del siglo XVIII) y lujosos materiales. A destacar, los refinados bordados de geometrías florales y el elegante ‘jacquard’ de seda de filamentos plateados y dorados. Una estética romántica e hiperfemenina que solo se rompió con la irrumpción en escena de los monos de aviador ceñidos con cinturones joya, apuesta de la casa para la próxima temporada. Las cremalleras también tuvieron su protagonismo en pantalones.
Una concesión a la funcionalidad y a la inspiración masculina que no pasó desapercibida y que también dejó huella en los abrigos XL largos hasta los pies de doble abotonadura con interesantes mangas de globo. El director artístico de Dior resucitó con acierto las casacas masculinas del siglo XVIII creando prendas de ensueño. Y otro regreso al pasado hacia la esencia de Dior a través de su mítica chaqueta ‘Bar’ de los años cincuenta. Esta prenda, que regresa sin cesar a cada desfile de la casa, fue reinterpretada en esta ocasión a partir de las solapas.
En materia de complementos lo más llamativo fueron los botines de punta en colores ácidos -en contundentes naranjas, azules, amarillos o rosas-, algunos de ellos en formato degradado. Perfectos de contrapunta a los looks más delicados y románticos.
Os dejo con algunas de mis fotos preferidas del desfile, en cuyo front row se codearon Sean Penn y Charlize Theron con Emma Watson o Jennifer Lawrence (que protagonizaron la anécdota de la jornada). ¡Pasen y vean! (Por cierto, si os perdisteis los desfiles inaugurales de Versace o Schiaparelli os dejo un resumen aqui).