“Por si alguien sabe van a sacrificar  a 236 perros de una perrera por cierre, 15 de ellos son cachorros. Si quieres alguno llama al 629 278 238 pregunta por Mónica. Si no te interesa por lo menos pásalo… Por favor son gratis.Difunde a tope”.

Sí, eso. Tú difúndelo a tope, que huele a bulo por todos lados. Efectivamente, los 236 perritos de Mónica no existen ni han existido nunca. Este otoño está volviendo a circular por Whatsapp, pero lo cierto es que es un Walking Dead en toda regla porque nos consta que lleva circulando por la red desde 2007, nada menos. Primero fue por correos electrónicos, luego por sms y ahora por los modernos servicios de mensajería.

Este ‘hoax’ ya fue datado por mi compañero Chapu Apaolaza (otro amante, como yo, de los perros y los virales) en ABC. Mónica y sus perros han pasado por Facebook y también por Twitter y, a medida que se ha reenviado, el mensaje ha ido aumentando en crudeza. De hecho, una de las primeras referencias la encontramos en la popular web Sr Perro: Empezaron por sacrificar a 15 perros (los de la foto), ya son unos cuantos más. Si hay 15 cachorros ¡estarán creciditos!

Lo tiene todo para ser viral: perros abandonados, cachorros, un teléfono para dar aspecto de veracidad, una llamada a los ‘gratis‘ y el “si no te interesa, por lo menos pásalo”. Hemos probado llamar al teléfono, que a día de hoy aparece apagado. Nunca se supo nada del dueño, si era Mónica o no, pero en los foros siempre se recomienda no llamar nunca a números dudosos por dos cosas. Primero, puede que se trate de un número de tarificación especial y una llamada pueda salir por un ojo de la cara. O también, que una simple perdida sirva para registrar nuestro número en listas de spam de las que no saldrás nunca.

Y ojo con lo que dice Chapu Apaolaza. “Hay diferentes versiones de la petición de ayuda, la perrera se ha cerrado en Tibidabo, en Alicante, en Salamanca, en Madrid… Aparecieron hasta en México y Colombia“. Es más, los que llamaban en ocasiones se encontraban con personas muy cabreadas porque no dejaban de llamar a su número. Un gracioso cambió el número de teléfono como venganza y les hizo la vida imposible. Lo cual nos recuerda al famoso timo de los dálmatas de Helena, del que hablamos hace no mucho, y que consiguió convertir una broma en pesadilla.