Hoy os voy a hablar de un calzado que no está entre mis favoritos y por el que no apostaba mucho, pero como quien no quiere la cosa se ha ido asentando en nuestra vidas y una temporada más lo tenemos entre nosotros, por lo que se le empieza a mirar con mejores ojos (por lo menos en mi caso). Hablo de las cangrejeras, ese zapato con cierto aire nostálgico, que está a punto de convertirse en un clásico del verano como lo son desde toda la vida las bailarinas.
Y pensaréis ¿por qué va a hablar de este zapato si no le gusta? Pues porque menos me agrada el tiempo que está haciendo estos días que es de locos y el calzado es, sin duda, la gran preocupación de las mañanas y he visto la luz con estas cangrejeras, puesto que son un híbrido entre una sandalia romana y una manoletina, por lo que ni enseñas el pie totalmente, ni lo llevas cubierto.
Además, la evolución que están sufriendo las cangrejeras va a una velocidad endiablada. Si el verano pasado las vimos tímidamente en Zara, este año todas las marcas ‘low cost’ y ‘high cost’ se han apuntado a ellas y las venden en multitud de formas, de plástico (como si las hubiesen sacado de Verano Azul) para la playa o algo más sofisticadas (con tachas o glitter) para poder pasear con ellas y combinarlas de maravilla con faldas, pantalones, shorts o vestidos. ¡Vamos! que al final las cangrejeras son un comodín al que se le puede sacar mucho partido.
Ahí os dejo una breve selección para que meditéis si queréis un par o no.